Jardín Psicodélico - Historia estampada
Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado a sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su Caverna.
William Blake
Las aves son capaces de percibir un espectro de luz mucho mayor que el de los seres humanos, llegando a captar incluso la luz ultravioleta. Esto quiere decir que perciben muchos más colores que nosotros, y los mismos bosques y flores resplandecen de una forma diferente ante su mirada. Percibimos el mundo a través de vibraciones, como lo ha explicado la ciencia desde hace ya mucho tiempo en los estudios de ondas de luz y sonido, y como lo sigue estudiando a través de la Física de partículas. Si aceptamos esta premisa, sustentada por siglos de ciencia y presentada por milenios de intuición, no nos queda más remedio que aceptar las propias limitaciones del ser humano para captar y percibir la existencia, y, creo yo, no nos queda más remedio que reconocer en el colibrí, por ejemplo, a un maestro capaz de ampliar nuestra mirada. El colibrí puede ver, en un pájaro que ante nuestros ojos aparece monocromático, muchas más tonalidades. Ojalá pudiéramos afinar nuestra mirada para encontrar en los otros todos sus matices. Además de tener una maravillosa visión, el colibrí refleja la luz ultravioleta. Aunque no alcancemos a ver en él todos los colores, de a momentos su brillante plumaje permite vislumbrar esa otra realidad, imperceptible pero latente. Tal vez sea por esto que desde antiguas tradiciones ha sido señalado como conector de mundos, registrado en mitos y leyendas a lo largo de la historia, donde se ha visto en su enérgica resistencia la fuerza de antiguos guerreros.
Jardín Psicodélico es un diseño dibujado a mano con pasteles de colores vibrantes, compuesto por exuberantes flores y juguetones colibríes. Un homenaje a la particular percepción visual de las aves, capaces de captar los verdaderos colores de la naturaleza. Las flores del diseño se convierten en refugio y laberinto, y llaman a los pájaros con sus colores brillantes en la negra oscuridad. En este Jardín psicodélico, acercarnos a la visión ajena es abrir las puertas de la percepción, y permitir que nuevos colores iluminen nuestra realidad. Reconocer que en el mundo hay cosas que no somos capaces de ver, y sin embargo existen, es luchar contra un androcentrismo anacrónico que reduce la realidad a la medida de nuestras limitaciones. Que florezca en nuestro interior una nueva mirada puede ser el comienzo para hacer más colorida nuestra realidad.