Una declaración de intenciones

Una declaración de intenciones

“hay necesariamente, en el simbolismo, algo cuyo origen se remonta más arriba y más allá de la humanidad”. René Guénon

En el 2016, junto con Marc Redondo, emprendimos un viaje por Suramérica, recorriendo más de 35.000 kilómetros a lo largo de casi dos años. Nos preguntábamos cuánto pesaba la vida cuando la llevas a cuestas. Nos preguntábamos cómo era vivir en el camino sin un plan. Diseñamos, creamos y vendimos juguetes olvidados, imágenes y textos que se iban tejiendo entre paisajes. Sur o no Ser comenzó como proyecto, a modo de página web, en la Amazonía Ecuatoriana, bajo la mirada suspicaz de los monos capuchinos. En esa habitación de madera con vistas a la plaza de Puerto Misahuallí, apenas un par de meses después de haber comenzado el largo viaje, compartimos las animaciones, fotos, videos y los primeros textos que surgieron. No habíamos salido de Ecuador cuando hicimos de las empedradas calles de Cuenca una vitrina para mostrar ilustraciones convertidas en postales y teatrinos de papel, bajo una consigna que decía:

En este mundo de luces de neón y música estridente Sur o no ser busca llegar a nuestro aturdido cerebro, que ha olvidado cómo sorprenderse ante las maravillas de nuestra propia percepción. Estimulando la imaginación, estas ilustraciones y juguetes recuerdan que el arte y la magia son hermanas gemelas, y que la realidad es una cuestión de perspectiva

Cada juguete e ilustración es el resultado de un proceso de búsqueda técnica y conceptual que se entreteje con nuestra historia y nuestras experiencias. El camino es una inspiración que nos abre puertas a otros mundos y eso influyó en todo el proceso de creación, no solo a nivel estético y temático, sino también en la propia producción. En el viaje fuimos ilustrando, diseñando, imprimiendo, montando y dando a conocer nuestro proyecto. Por esta misma razón los juguetes son únicos, ya que el proceso de creación se ha visto sujeto a las idiosincrasias de cada país, ciudad y pueblo que contribuyó en su confección, así como a los viajes internos que vivimos en los periodos de sedentarísmo.

Desde el comienzo ha sido un proyecto vivo, cambiante y flexible, que se ha transformado en la medida en que nosotros también nos hemos permitido el cambio, y al ritmo en que hemos podido digerir la experiencia del viaje en sus múltiples dimensiones. Ahora que nuestra experiencia nómada parece lejana, Sur o no ser se ha convertido en el espacio artístico y creativo donde defendemos nuestro lado más salvaje, imaginativo y juguetón, que nos recuerda que el viaje no termina nunca.

En estos textos no se encontrará con una bitácora de viaje; no haremos un top ten de los lugares visitados ni habrá para el aventurero moderno un útil listado de tips para viajeros. No prometemos complejos datos científicos, ni exhaustivos recuentos que repitan una y otra vez la historia ya contada. Poco o nada tiene que ver éste con el viaje de Colón, Darwin o Magallanes. No vinimos a descubrir lo que ya estaba descubierto, ni a catalogar metódicamente los vastos mundos que se abrieron para nosotros a lo largo de esta experiencia migratoria. Ofrecemos, tal vez, eso que guardamos entre historias y paisajes. Eso que pensamos encontrar escondido en la mirada de un animal, o que creímos leer escrito en las terrazas de piedra. Ofrecemos lo que persiste en nuestra retina cuando cerramos los ojos: el eco remoto de otras realidades. Este es un recorrido a través del continente suramericano, pero es también un recorrido a través de lo que significa el sur en una sociedad obsesionada con encontrar el Norte.

Quién se sumerja en este espacio debe saber que el Sur tal vez no sea una dirección ni un destino, sino más bien una forma de caminar.

 

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