Pañuelo de Seda - Jardín Psicodélico
Pañuelo de Seda - Jardín Psicodélico
Este pañuelo de seda natural te llegará en una linda caja de cartón que incluye un librito autoeditado con un texto que acompaña al diseño y que puedes leer más abajo.
Material: Seda natural Habotai 5mm
Tamaño: 69cm x 69cm aprox.
Técnica: Ilustración mixta, impresión digital y confección artesanal.
Jardín psicodélico
Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado a sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su Caverna.
William Blake
Suerte tienen las aves, pues son capaces de captar los verdaderos colores de la naturaleza. Para ellas las flores se convierten en refugio y laberinto, y con sus colores brillantes hacen de faro en la negra oscuridad.
Las aves, capaces de percibir un espectro de luz mucho mayor que el de los seres humanos, llegan incluso a captar la luz ultravioleta. Esto quiere decir que perciben muchos más colores que nosotros, y los mismos bosques y flores resplandecen de una forma diferente ante su mirada. A veces olvidamos que también nosotros, los humanos, percibimos el mundo a través de vibraciones. Si aceptamos esta premisa, no nos queda más remedio que aceptar las propias limitaciones del ser humano para captar y percibir la existencia, y, creo yo, no nos queda más remedio que reconocer en el colibrí, por ejemplo, a un maestro capaz de ampliar nuestra mirada. El colibrí puede ver, en un pájaro que ante nuestros ojos aparece monocromático, muchas más tonalidades. Ojalá pudiéramos afinar nuestra mirada para encontrar en los otros todos sus matices. Además de tener una maravillosa visión, el colibrí refleja la luz ultravioleta. Aunque no alcancemos a ver en él todos los colores, de a momentos su brillante plumaje permite vislumbrar esa otra realidad, imperceptible pero latente. Tal vez sea por esto que desde antiguas tradiciones ha sido señalado como conector de mundos, registrado en mitos y leyendas a lo largo de la historia, donde se ha visto en su enérgica resistencia la fuerza de antiguos guerreros.
En este Jardín psicodélico, acercarnos a la visión ajena es abrir las puertas de la percepción, y permitir que nuevos colores iluminen nuestra realidad. Reconocer que en el mundo hay cosas que no somos capaces de ver, y sin embargo existen, es luchar contra un androcentrismo anacrónico que reduce la realidad a la medida de nuestras limitaciones. Que florezca en nuestro interior una nueva mirada sobre el mundo puede ser el comienzo para hacer más colorida nuestra realidad.